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Las Merindades es un destino perfecto para quienes buscan disfrutar de la tranquilidad rural, el contacto con la naturaleza y sumergirse en la historia de una de las comarcas más fascinantes de España.
Compuesto por más de 300 pequeñas localidades, ofrece una variedad de paisajes espectaculares, desde valles verdes y frondosos bosques hasta montañas, ríos y cascadas. Entre ellas se encuentra la localidad donde se encuentra el Hotel Rural Casa Nardo, en Dobro, enclavado en un entorno rural de gran belleza ofreciendo una atmósfera de tranquilidad y autenticidad, donde la naturaleza y la historia se entrelazan de manera armoniosa.
El paisaje que rodea a Dobro está marcado por los montes y valles que caracterizan esta zona, ofreciendo vistas espectaculares de la Meseta de Dobro, una altiplanicie que destaca por su riqueza geológica y su biodiversidad. Aquí, los visitantes pueden disfrutar de rutas de senderismo que recorren campos, bosques y caminos tradicionales, permitiendo la conexión con la naturaleza en su estado más puro.
Además, su proximidad a lugares de gran interés natural y cultural, como el Cañón del Río Ebro y las Cuevas de Ojo Guareña, lo hacen un punto estratégico para explorar la riqueza de las Merindades.
Este espacio protegido se caracteriza por su gran diversidad paisajística, que va desde escarpadas montañas y profundos cañones hasta bosques frondosos y ríos serpenteantes, lo que lo convierte en un lugar privilegiado para los amantes de la naturaleza y el senderismo.
Además de su valor natural, el parque es un lugar de gran interés histórico y cultural, con pueblos medievales como Frías, cuyas calles empedradas y su castillo recuerdan la importancia defensiva de esta zona en tiempos pasados.
Entre los lugares más emblemáticos del parque destacan el Desfiladero del Ebro, donde el río ha esculpido impresionantes gargantas a lo largo de siglos, y los altos picos de los Montes Obarenes, desde los cuales se pueden disfrutar de panorámicas espectaculares. Los bosques de hayedos y robledales cubren gran parte del territorio, albergando una rica fauna.
Uno de los complejos kársticos más grandes y fascinantes de España. Este sistema subterráneo, con más de 110 kilómetros de galerías y pasadizos, es un verdadero laberinto natural que ha sido moldeado por la acción del agua durante millones de años.
La Cueva de San Bernabé, una de las más conocidas del sistema, alberga un santuario donde, desde tiempos antiguos, los habitantes de la zona acudían a rendir culto, mezclando tradiciones paganas y cristianas.
El recorrido por las cuevas permite al visitante adentrarse en un mundo subterráneo de estalactitas, estalagmitas y formaciones calcáreas que parecen de otro mundo. Entre las cavidades más destacadas están la Sima Dolencias, el Sumidero de los Huesos y la Sala de las Pinturas, donde se conservan huellas de las primeras civilizaciones que habitaron la zona.
Uno de los paisajes más impresionantes y desconocidos.
Este espectacular cañón, que serpentea entre montañas, ofrece panorámicas inigualables de un paisaje esculpido por la erosión, donde los tonos ocres de las rocas se mezclan con el verde de los frondosos bosques que lo rodean. A lo largo del cañón, el visitante puede descubrir numerosos senderos que permiten recorrerlo a pie, atravesando puntos clave como el Mirador de Pesquera, desde donde se puede contemplar la magnitud del desfiladero en toda su extensión.
Además de su atractivo natural, el cañón está rodeado de pequeños pueblos con encanto, como Orbaneja del Castillo, donde se puede admirar una cascada que desemboca en el río Ebro, creando una estampa de postal.
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